El niño y el dopaje en el deporte.
Recientemente conversaba con el Dr. Elbi Morla pasado presidente de la Sociedad Dominicana de Pediatría y actual presidente de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica. En múltiples ocasiones el periodista deportivo Nathanael Pérez y el exnadador Marcos Díaz se han lamentado y han dado la voz de alerta ante este problema de salud pública que parece no importarle a nadie. El Dr. Milton Pinedo presidente de la Agencia Nacional Antidopaje ha puesto el grito al cielo, haciendo malabares con el mínimo respaldo que recibe, para que el deporte nacional en todas sus vertientes, se convierta en una actividad limpia y honesta.
Entrenadores sin ninguna certificación ni supervisión oficial, sin que se conozcan sus antecedentes, reúnen grupos de niños para entrenarlos y convertirlos en profesionales del deporte, específicamente del beisbol. Les inyectan y administran esteroides anabólicos, proteínas y otras drogas para que hagan músculos y puedan rendir más para cuando llegue el momento de la firma. Esos jóvenes son fuente de mucho dinero para esos “buscadores de talentos “que, cuando el contrato no se produce (que es lo más común), el muchacho que a los 11 o 12 años fue reclutado, a los 16 se le devuelve a sus padres y a la sociedad como un producto de desecho.
Los esteroides anabólicos, son los padres quienes ahora los están pidiendo a los médicos para sus hijos desconociendo que pueden producir daños irreversibles como diabetes, hipertensión arterial, insuficiencia renal, crecimiento anormal, fractura de huesos y trastornos de la personalidad entre otros.
Es obligación del Estado proteger a nuestros atletas y al deporte limpio, porque como país, somos signatarios de la “Convención Internacional Contra el Dopaje en el Deporte” que ordena a prevenir y salvaguardar la integridad y los valores positivos del deporte y la salud de nuestros jóvenes, hoy atrapados en las redes del negocio sucio del dopaje.
Si no podemos permitir que nuestros rones sean adulterados, porque son una marca país, mucho menos debemos permitir que nuestros atletas, con su muy bien ganado reconocimiento de ser los mejores peloteros a nivel mundial y que son nuestra mejor marca país, sean adulterados y condenados al fracaso. Mientras el Estado Dominicano y sus ministerios han estado y están mirando hacia otro lado respecto a lo que debe ser la defensa de nuestros niños y jóvenes, sus valores, sus derechos y dignidad.
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