Paciencia, bendita paciencia...

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española (RAE), el vocablo “paciencia” en una de sus acepciones, indica la “capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse”

Esta palabra parece definir el comportamiento de todos los dominicanos en estos días (Ilustración: Ramón L. Sandoval)

Y esa palabra –paciencia– parece definir el comportamiento de todos los dominicanos en estos días, que sobrellevamos los rigores de este calor desértico y húmedo con altas dosis de sarcasmo y el poco de buen humor que nos queda.
Veamos algunos ejemplos:

Paciencia para soportar interminables apagones, dizque por “salidas de servicio programadas” de casi todas las plantas del país al mismo tiempo. La pregunta que se hace el más tonto de los dominicanos es que si los mantenimientos son “programados”, ¿no podían programarlos de forma escalonada y prevenir este déficit? La bendita paciencia llega cuando lees por ahí que Punta Catalina está generando...

Paciencia para sobrellevar los interminables tapones, a todas horas del día, porque los Amets o Digesets entienden que saben más que los semáforos inteligentes. Son especialistas en decisiones ilógicas y pérdidas de tiempo. La bendita paciencia llega cuando te dicen que, para renovar el marbete de circulación, debes verificar que no tengas multas pendientes, cuando sabes de sobra que en ese sistema siempre ha habido “gato entre macuto”.

Paciencia para tratar de leer un párrafo en cualquier medio digital y que no te salga la foto de algún delfín o de algún león. Porque parece –y está demostrado– que vivimos en una selva. Solo son fotos y mítines, ninguna propuesta de valor para el electorado. A mí hay que convencerme, ¡yo no soy mujer de picapollo! La bendita paciencia llega cuando sabes que cualquiera de los dos que salga ganador de esa cacofonía tendrá amplias posibilidades de gobernarnos en pocos meses.

Paciencia para ir al supermercado y encontrarte todo más caro que la semana anterior. El consumidor conoce todas las excusas: que el polvo del Sahara, que la sequía de la zona noroeste, que si el ataque de los drones en Arabia Saudita, que si el huracán que no entró... la bendita paciencia llega cuando la mitad de lo que compraste se te daña porque no hay luz y la otra mitad solo engorda.

Paciencia para leer todos los días de capos errantes con pésimo gusto, injusticias, feminicidios, impunidades, corrupción, nepotismo, contubernio y nombramientos vergonzosos en el servicio exterior entre otras bellezas... se necesita bendita paciencia para saber que aquellos que fueron electos o nombrados para mejorar o impedir que estos hechos ocurran, no harán nada y seguirán cobrando.

Paciencia para saber que el 4% no sirvió para nada, que los médicos no tienen insumos para trabajar, que los servicios básicos no se cubren... y necesitarás más de la bendita paciencia para saber que tus impuestos, esos que te cobran y no te devuelven, servirán para pagar cualquier cosa que tú no compraste.

Y mientras la vida sigue su agitado curso, los dominicanos seguimos pensando en la inmortalidad del cangrejo, y en que otro se la juegue por nosotros. Queremos que las cosas cambien, pero para unirnos a la celebración, no a la lucha.

Paciencia es también, según la RAE, tolerancia y consentimiento con mengua del honor. y creo, sin temor a equivocarme, que esa definición es la que mejor nos va.

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.