Cómo procesar ideas distintas a las tuyas

¿No sería mejor tener vistas de un punto en vez de puntos de vista?

Cultiva la mente de principiante, que consiste en verlo todo como si fuera la primera vez, sin prejuicios, con apertura y curiosidad. (Shutterstock)

Tengo acceso a una computadora y cuentas en varias redes sociales. A veces, tengo acceso también a un micrófono en la radio o en la televisión. Y es a través de estos instrumentos desde donde comunico, por vía oral o escrita, mis opiniones. Yo y millones de personas más alrededor del mundo tienen esta capacidad de poder expresar sus puntos de vista y leer o escuchar otros puntos de vista.

Todos tenemos creencias y es en base a estas creencias, que están a flor de piel o en nuestro inconsciente, que emitimos o recibimos nuestras opiniones. Pero lo que hace la diferencia es la condición desde la cual manifestamos nuestros criterios y la manera en la que procesamos aquellos pensamientos distintos a los nuestros.

¿Desde qué condición emitimos nuestras opiniones?

Una frase que me marcó mucho durante mi proceso de renacer personal fue en una sesión de coaching, donde quien me acompañaba me dijo: “Tienes que aprender a diferenciar cuando actúas desde el miedo o desde el amor”. Ese día entendí que lo contrario al amor no era el odio, sino el miedo. Es con esta interrogante a la mano que podemos evitar muchos momentos amargos. Por ejemplo, una persona que generalmente se comporta de manera celosa y posesiva con su pareja, actúa desde el miedo a ser abandonada, humillada, rechazada y traicionada. No porque ame mucho a su compañero o compañera.

Te invito a que te hagas estas preguntas:
-¿Me siento violentado si escucho o leo a alguien expresar un punto de vista diferente al mío?
-¿Siento la compulsión de hacer cambiar de opinión a la otra persona enfrascándome en un debate, solo para “ganar”?
-¿Soy irrespetuoso por medio de la burla, los insultos, el sarcasmo, la invalidación, en la manera en la que me refiero a opiniones distintas a las mías?
-¿Gasto energía valiosa en tratar de convencer a otros de que piensen igual que yo?
Podemos encontrar varios ejemplos de personas, infiltrados diría yo, fanáticos dirían otros, con criterios tan marcados que gastan toda su energía en disentir: los extremistas judíos, islamistas y cristianos, por citar las religiones con más adeptos, llevan siglos peleando por quién tiene la verdad. Tantas problemáticas sociales que podemos resolver y muchos de ellos se la pasan discutiendo sobre quién va al cielo y quién no. Los acérrimos fanáticos de Las Águilas y el Licey, tan previsibles cada temporada. Los seguidores fieles de los distintos partidos políticos, sobre todo el que sale del poder y el que llega. Otra discusión que llama mucho mi atención fue la que expuse arriba sobre los psicólogos contra los coaches.

Solo tienes que entrar a cualquier red social para ser testigo, en los comentarios y publicaciones, de berrinches causados por opiniones contrarias.

¡Te abrazo en atención plena!

La autora es mentora de mindfulness de líderes y emprendedores.

Es mentora de mindfulness de líderes y emprendedores.