Diseño-Ficción

Los no lugares nos destinan a espacios insulares donde no se dilucida identidad propia o colectiva

Esta imagen alude a la frase: “La no función de los órganos sensoriales los atrofia”, de Bruno Munari.

Conforme subíamos, se abrían las puertas y pasábamos del hermetismo medieval al más extremo de los minimalismos; del romance marroquí al misticismo budista; del colorido mexicano al ascetismo de unConstrucción de la utopía

 

Los espacios tienen una gran significación social, porque simbolizan a quienes viven en ellos. La sustitución de un espacio de vida por un simple decorado provoca que tanto la arquitectura como el diseño de interiores sean reducidos a oficios escenográficos susceptibles del registro fotográfico. Se producen cosas que solo son agradables o perceptibles a la vista, en contraposición a otros sentidos, como el tacto, que arrojan una vasta cantidad de información acerca de los objetos que nos rodean. Es curioso que, en medio de la actual sensibilidad ecológica, se conciban utopías para consumir a través de imágenes, en lugar de proyectos para vivir.

Utopía, en su origen, es eso: “ninguna parte”. Son los “no-lugares”, de los que habla Marc Augé, que destinan a los individuos a la soledad y el anonimato; espacios fragmentados e insulares en los que no se puede interpretar la identidad propia o colectiva.

Hay quienes postulan que los avances en inteligencia ambiental supondrán el fin de los problemas del hábitat. Este campo de investigación emergente incentiva la creación de espacios “inteligentes” que interactúen con los seres humanos a través de bio-sensores, proveyendo servicios solicitados o sugeridos.