El ADN de La Casa Shackleton

En Chile, esta casa Bauhaus es un legado del arquitecto Oscar Zaccarelli al artista Felipe Joos.

En La Casa Shackleton, el artista chileno Felipe Joos cuenta con suficiente espacio para albergar un atelier, un estudio-oficina para sus dibujos y un taller de diseño.

“Pinto, dibujo y colecciono cosas desde que me acuerdo”.  

El nombre de esta casa viene dado en honor al navegante Ernest Shackleton. Tal vez eso explica por qué su estructura, a pesar de ser Bauhaus (carente de ornamentación en el diseño), consta de balcones tipo crucero, de ventanas que parecen claraboyas y de “un ambiente que parece navegar en un mar social”, según su propietario.

Y es que, aunque de 1934 a la fecha han sido incontables las remodelaciones en este espacio, todavía exuda arte, historia y tradición a través de sus 400 metros cuadrados que, hace un par de años, Felipe Joos convirtió en una especie de hostal y que, hoy día, han fungido como estudio de grabación y ¡hasta como plató cinematográfico!

Al área común, el recibidor, el comedor, la cocina y el baño de visitas, ubicados en el primer piso, se suman: un área que consta de tres estudios y un baño, un aparta-estudio con dos habitaciones y un baño, y el área de trabajo del artista. Es precisamente en esta última zona, en el estudio de Joos, donde este desplegó toda su creatividad arquitectónica e interiorista al unir la bodega y el garaje para crear un pequeño  

 

La afición de agrupar y organizar objetos correspondientes a una determinada categoría, forma parte de la vida de Felipe Joos. “Soy fan de los programas de History Channel, que muestran a recolectores de cacharros y vendedores de antigüedades, visitando personas con colecciones interesantes... Y si estas se relacionan con autos o aviones, ¡me encanta más!”, apunta.

Este creativo se considera un hombre afortunado: tiene suficiente espacio para albergar colecciones (militares y de autos y aviones de juguete), cuenta con un atelier para pintar, dispone de un estudio-oficina para sus dibujos y de un taller de diseño.  Sin embargo, este emprendedor que procura sus propias soluciones espaciales y que merece crédito por sus modificaciones arquitectónicas e interioristas, considera que él sólo llegó a La Casa Shackleton, descubrió sus espacios y los armó. “A veces creo que mi tío-abuelo Oscar dejó los lugares escondidos para que alguien los descubriera y los armara”, concluye Joos con un dejo de patrimonialidad.