El peligro de analizar demasiado tus opciones antes de comprar

Los ‘maximizadores’ se empeñan tanto en sacarle provecho al máximo a una compra que a menudo se arrepienten de lo que adquirieron o hace que caigan en una parálisis que les impide tomar decisiones

Los maximizadores representan el polo opuesto de los ‘satiscientes’. (Shutterstock)

A nadie le gusta malgastar el dinero, pero a veces la gente se pasa de la raya en su esfuerzo por pagar menos. Eso es justo lo que pasa con los ‘maximizadores’, quienes se empeñan tanto en sacarle provecho al máximo a una compra que a menudo se arrepienten de lo que adquirieron o hace que caigan en una parálisis que les impide tomar decisiones.

Los maximizadores representan el polo opuesto de los ‘satiscientes’, la gente que, una vez que da con un precio aceptable, actúa sin que le tiemble el pulso. Los maximizadores a menudo logran mejores resultados, incluidos trabajos mejor pagados, según destaca la terapeuta especializada en asuntos financieros Kristy Archuleta, profesora adjunta de planificación financiera de la Universidad de Georgia.

Pero al mismo tiempo son quienes más ansiosos se ponen frente a la toma de decisiones, lo que hace que duden constantemente de sus selecciones o que directamente no puedan decidirse. “Al tratar de tomar siempre la mejor decisión posible o de hacer la mejor selección posible, te estresas mucho”, dice Archuleta. “Cuantas más opciones tienes, más difícil es decidirse”.

Los satiscientes (combinación de “satisfacción” y “suficiente”, un término acuñado por el economista y psicólogo Herbert Simon en 1956) no tienen ese problema. Son menos ambiciosos. Investigan el tema, pero solo hasta encontrar una opción que conciban como satisfactoria. Generalmente están contentos con sus selecciones y no les preocupa la idea de que pueda haber algo mejor.

Y, aunque si eres una maximizadora de ley es difícil que de la noche a la mañana puedas convertirte en una satisciente, atenuar tu impulso a tomar la mejor decisión posible puede aliviarte la vida. ¿Cómo hacerlo? Siguiendo los siguientes consejos:

Archuleta recomienda preguntarnos por qué necesitamos tomar decisiones perfectas. Tal vez porque la compra previa fue un desastre. Un auto que resultó un desastre, por ejemplo. Tal vez nos embaucaron o nos engañaron, dejándonos la sensación de que no podemos confiar en nadie. O quizás no nos permitimos cometer errores que revelen lo imperfectos que somos.

La terapia de exposición puede ayudar, según Archuleta. Se trata de una técnica que alienta a la gente a hacer frente a sus temores y sus ansiedades, en lugar de evitarlas. Si se obsesiona incluso con compras pequeñas, adquiere algo de 10 o 20 dólares sin investigar nada. Ve cómo reaccionas y hazlo unas pocas veces más. Es previsible que desaparezca tu ansiedad al no estudiar detenidamente cada compra.

Cambia de perspectiva

Imita a los satiscientes y enfócate en el objetivo, no en las opciones disponibles. Tal vez te sea útil apuntar dos o tres de tus opciones preferidas. Digamos que quieres refinanciar tu hipoteca. Tu prioridad será conseguir una buena tasa de interés, no necesariamente la más baja posible, para reducir costos. Decide cuánto quieres ahorrarte y busca una tasa que satisfaga ese objetivo.

Encontrar unas pocas fuentes informativas confiables te ayudará a sentirte bien respecto a tu decisión, por más que descubras que había otras opciones mejores. Los portales de finanzas personales te pueden ofrecer evaluaciones de las instituciones prestamistas. Si adquieres algún artículo, busca en internet comentarios de otros que ya lo compraron.

Enfócate en lo que realmente importa

Cuando caes en la trampa de la investigación inacabable, llega un momento en el que te preguntas: “¿Qué tan importante es esto que quiero comprar?”. Hay decisiones que tal vez merezcan una investigación más a fondo, como la compra de una casa o de un auto, pero no las cosas menores.

Si después te arrepientes de tu compra, Archuleta recomienda preguntarse: “¿Mi vida mejoraría significativamente si hubiese comprado algo distinto?”. Si la respuesta es que no, entonces trata de buscarle el lado positivo a tu compra y date por satisfecho.

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