La carne y el pescado artificial se acercan a nuestros platos

Las pruebas permitieron crear tejidos de carne con una impresora 3D

Estos productos llegarían a los supermercados con precios asequibles. (Fuente externa)

Crear carne a partir de unas pocas células ya no es ciencia ficción: un cosmonauta acaba de hacerlo a bordo de la Estación Espacial Internacional. Y la llegada de esos productos a los supermercados ya solo parece ser cuestión de tiempo.

Las pruebas llevadas a cabo en el espacio en septiembre permitieron crear tejidos de carne vacuna, de conejo y pescado con una impresora 3D.

Esa nueva tecnología podría “hacer posible los viajes de larga duración y renovar la exploración espacial”, por ejemplo hacia Marte, explica a la AFP Didier Toubia, el jefe de la empresa emergente israelí Aleph Farms que dio células para la experiencia.

“Pero nuestro objetivo es vender carne en la Tierra”, dice. Según él, esas pruebas permitieron demostrar que es posible producir carne lejos de cualquier recurso natural cuando sea necesario.

“Nuestra meta no es sustituir a la agricultura tradicional”, afirma. “Es ser una mejor alternativa a las explotaciones industriales”.

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Para sus partidarios, las carnes y pescados a base de células pueden transformar de forma duradera el sistema de producción, evitando tener que criar y matar animales.

Hay dudas sin embargo sobre su verdadero impacto medioambiental, especialmente respecto a su consumo energético o su seguridad alimentaria.

Pero “las oportunidades son enormes”, afirma Lou Cooperhouse, director de la empresa BlueNalu.

“La demanda (de pescado) a nivel mundial nunca ha sido tan grande”, explica a la AFP. Y “tenemos un problema de abastecimiento” entre la sobrepesca, el cambio climático y la incertidumbre constante sobre lo que caerá en las redes.

Su empresa, creada en 2018, desarrolla una plataforma tecnológica que puede servir para concebir diversos productos del mar, especialmente filetes de pescado sin raspa ni piel.

La literatura científica sobre las células madre, el conocimiento biológico o la impresión de tejidos orgánicos ya existían, recuerda el director tecnológico de BlueNalu, Chris Dammann. “Había que juntarlo todo y optimizarlo”.

El crecimiento de las proteínas hechas a partir de células animales no parece preocupar mucho a la agricultura tradicional.

“Lo tenemos en cuenta” y “algunas personas, por motivos sociales, querrán comer ese producto”, dice Scott Bennett, encargado de las relaciones con el Congreso en el principal sindicato agrícola estadounidense, Farm Bureau. Pero el mercado es amplio y seguirá extendiéndose con el creciente consumo de proteínas animales en los países en desarrollo, apunta. AFP/Juliette Michel

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