Las notas más netas de Netflix

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La verdad os hará libres. La neta, en puro hablar mexicano, es la realidad palpable. Netflix, realmente, forma ya parte de nuestras vidas. Es el monarca de corazones (si lo masculinizamos) o la reina de la magia (si en vez de canal le llamamos plataforma: tanto da). Las series de Netflix paralizan nuestros alientos.

Hoy, eso sí, el objeto de este escrito es la música que las identifica, más allá de la propia trama argumental, aunque desde luego las notas netas son parte clave de esas historias. Hay tres ejemplos concretos en este 2016 que ya va trotando hacia su final: ‘Stranger Things’, ‘The Get Down’ y la más reciente, ‘Luke Cage’.

Número uno. Los muchachitos y Winona, los ochenta y Michael Stein, el resurgir de los sintes y el corazón de las máquinas. Todo en ‘Stranger Things’ está encaminado a encoger el corazón de los cuarentones y que, por la certeza de los vasos comunicantes, la siguiente generación sea conminada a paladear lo que sus mayores identifican como los años de la inocencia, más o menos perdida en función del tigueraje de cada cual. El magnetismo de esa música maquinal de melodías pastel es indudable: hace ya un lustro de su resurrección como ente de interés monetario, gracias a ‘A Real Hero’ de College y Electric Youth, el tema que nos volvió locos en el filme ‘Drive’.

Si a la maestría de Stein en el ‘score’ se le une un ‘soundtrack’ –perdonen los anglicismos, mala mía: banda sonora y listado de canciones- lleno de guiños a los lustrosos ochenta, el éxito está garantizado. Y si además hay concesiones a otras décadas pretéritas –‘White Rabbit’, tema editado en 1967 por Jefferson Airplane y que el mundo entero conoció tras Woodstock, dos años después– el doble salto mortal intergeneracional adquiere tintes de proeza. Por allí asoman también el ‘Should I Stay or Should I Go’ de The Clash, ‘Waiting For a Girl Like You’ de Foreigner, ‘Atmosphere’ de Joy Division, ‘Elegia’ de New Order’, aquellas celebres ‘Sunglasses at Night’ de Corey Hart, ‘I Melt With You’ de Modern English (una de las primeras bandas que pisaron el Anfiteatro de Chavón) o ‘Hazy Shade Of Winter’ de The Bangles.

Ah, ‘The Get Down’. Seis episodios, (‘Stranger Things’ tuvo ocho) y todos locos en espera de la segunda temporada. ¿Qué pasará con los muchachos del Bronx que protagonizaron su pequeña gran historia en los convulsos años 70, con el nacimiento del hip hop como cultura, Grandmaster Flash como faro espiritual y la música disco de Studio 54 corriendo en paralelo al otro lado del Hell Gate o el Washington Bridge, en la palpitante y decadente isla de Manhattan? Adolescentes en los papeles protagónicos, y música (mucha música) bajo cada esquina. Si en ‘Stranger Things’ la música era una cuestión ambiental, con la excepción del hermano mayor de Will Byers (Jonathan) y los efectos colaterales de sus cintas mágicas, en el drama del Bronx es el epicentro de la acción, la llave para brillar en el ghetto y, eventualmente, salir de él. Están ahí todos los elementos reseñables: la muchacha de iglesia con voz privilegiada, el talentoso sin recursos económicos, el gangsta sensible, el DJ omnipotente...