Los “mejores amigos” de la pareja para aumentar el deseo sexual
Además de los afrodisíacos de los que tanto se habla, existen otras maneras de aumentar la libido y hasta la potencia sexual. Inspírate con estos consejos que tienen su base científica
Son muchos los factores que afectan al deseo sexual. Es absolutamente normal que nuestra libido experimente oscilaciones, en función de variables tan diferentes como una enfermedad o un problema emocional. No obstante, si esta falta de deseo sexual se prolonga en el tiempo, puede convertirse en un problema al que hay que buscar una solución. Déjate llevar por estas recomendaciones con sólidas evidencias científicas que ate ayudarán a disfrutar de una vida sexual plena para equilibrar tu bienestar físico y emocional.
La influencia de los colores
Psicólogos e investigadores en otras disciplinas han observado de cerca y sistemáticamente la relación entre color y comportamiento. Un estudio realizado por la Universidad de Rochester argumenta que, más que un origen sociológico, los efectos románticos o afrodisíacos atribuidos al color rojo provienen de lo más profundo de nuestra biología. Por ejemplo, cómo las caras de las mujeres y de algunos primates se tiñen de rojo cuando están ovulando. Según estas pruebas, una mujer vestida de rojo tiene más posibilidades de conseguir una invitación, un ascenso o, incluso, que un hombre gaste más dinero en ella a lo largo de una cita.
Los olores varían tu estado de ánimo
Cuidado con el miedo
Regularmente inhibe el deseo sexual, aunque a algunos hombres les encanta correr riesgos porque aumentan los niveles de adrenalina y con ellos la libido.
Cómo excitan ciertas partes del cuerpo
Antropólogos e historiadores se han puesto de acuerdo en cuáles son las partes del cuerpo femenino que más excitan a los hombres. Se incluyen, por supuesto, una cintura estrecha, el trasero (caderas anchas), los pechos, piernas (fuertes y gruesas), la boca (la sonrisa especialmente), ojos, nariz y manos. Pero también los brazos delgados y largos.
Ya saben ahora cómo ayudarse con pequeñas cosas que están a su alrededor cuando nuestra pareja se ponga haragana. ¡Disfrútenlo!
La autora es psicóloga clínica, en conducta desadaptada, terapeuta familiar y de parejas, terapeuta sexual y marital.
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