Ocho medidas que hay que tomar para un regreso a clases seguro

Las acciones de las familias y la comunidad escolar en general serán fundamentales

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las estrategias relacionadas al regreso a clases deben contar con la preparación del sistema educativo, continuidad del aprendizaje y resiliencia del sistema. (Freepik)

El retorno a clases presenciales sigue siendo en un escenario diferente. La pandemia sigue presente y muchos de los estudiantes ya se habían acostumbrado a la modalidad virtual, por lo que será un reto para todos; más al conocer los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Los estudios de esa entidad afirman que 165 millones de jóvenes de América Latina y El Caribe vieron su dinámica escolar interrumpida desde marzo 2020, lo cual afectó el rendimiento, capacidad de aprendizaje y sus habilidades de interacción, por lo que se hace necesario tomar todas las precauciones para que este regreso a clases sea exitoso y pueda proceder sin contratiempos.

“Las acciones basadas en el conocimiento de las familias y la comunidad escolar en general serán fundamental, cada uno deberá tener claro el impacto de sus acciones desde lo individual y hacia lo colectivo, entendiendo que el apego a los protocolos y seguimiento de las medidas preventivas será crucial para la prevención de brotes y la protección de la salud de los alumnos y sociedad en general.” Indicó la doctora Nelly Escotto, asesora médico y líder de Workforce Health en Mercer Marsh Beneficios.

De acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las estrategias relacionadas con la reapertura de las escuelas deben agruparse en torno a tres áreas generales: preparación del sistema educativo (evaluación de la disponibilidad de personal, infraestructura, recursos y capacidad para reanudar las funciones), continuidad del aprendizaje y resiliencia del sistema.

Con estas tres dimensiones como marco, se recomienda el diseño de intervenciones de política en el corto, mediano y largo plazo relacionadas con la resiliencia del sistema; es decir: con la necesidad de construir y reforzar la preparación del sistema educativo para anticipar, responder y mitigar los efectos de las crisis actuales y futuras.

I. Monitoreo remoto o presencial diario del estado de salud del personal y los alumnos. Ya sea a través de una aplicación o una declaración oral de síntomas, el monitoreo de estado de salud es una herramienta que no debe dejarse a la conciencia de la población. En caso de presentar signos o síntomas compatibles con la enfermedad, lo prudente será mantenerse en casa e informar puntualmente al colegio para activar los protocolos de contención y prevención de posibles brotes.

II. Catalogar grupos de riesgo. Evaluar los riesgos a los que están expuestos los docentes y elaborar un plan logístico para cubrir sus ausencias, así como flexibilizar las políticas laborales.

III. Reapertura escalonada o gradual para disminuir la cantidad de alumnos en las escuelas. Dividirlos por días de la semana o por grados y niveles; con prioridad para los niños en situación de más vulnerabilidad.

IV. Disponibilidad de espacios alternativos a las salas de clases. Acondicionar otros espacios de las escuelas como gimnasios, salones de usos múltiples, espacios al aire libre para impartir clases.

V. Establecer un aforo máximo y tener un plan B para casos donde se requiere recibir más estudiantes. Como por ejemplo tomar las clases virtualmente desde un espacio en la biblioteca.

VI. Evitar las reuniones generales, de tal forma que se limite la exposición de grandes grupos.

VII. Incorporar más actividades extracurriculares como arte, música, educación física para reforzar un enfoque integral en la formación de los y las estudiantes.

VIII. Monitorear y tomar acciones para guardar el bienestar emocional de estudiantes y profesores.