Una sorpresa interesante

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Un estudio exploratorio a 162 mujeres en 17 países de Latinoamérica reveló que, a pesar de las barreras culturales y las brechas socioeconómicas, han logrado alzarse con éxito en posiciones de dirección ejecutiva. ¿Cómo lo consiguieron?

“Es una realidad en Latinoamérica”, dijo justamente hace 10 años la ex Ministra de Políticas para la Mujer de Brasil Nilcéa Freire, cuando le preguntaron acerca del liderazgo femenino; y mencionó que una de las razones más influyentes fue la elección a la presidencia de la doctora Michelle Bachelet en dicho país.

Las mujeres han alcanzado posiciones de éxito y esto se ha convertido en una “sorpresa interesante”. Así lo cree la doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Oxford, Simone Bunse, y por eso llamó así su investigación para descifrar las razones por las cuáles las mujeres de países latinoamericanos han logrado lidiar con los obstáculos que han limitado sus carreras profesionales.

Simone estuvo como profesora invitada en Barna Management School y dictó una conferencia al respecto, donde recoge “las percepciones que tiene una mujer ejecutiva del éxito y el estilo del liderazgo, así como las barreras y los desafíos para enfrentarlos”.

Conversamos con ella sobre sus observaciones respecto al estudio y esto fue lo que nos respondió:

Paradojas de la vida

La ciencia tiende a la exactitud. De todas maneras hay algo de suspicacia detrás de los resultados cuando muchas de las mujeres que reconocen que existe el machismo no lo mencionan en la investigación: “Entrevistamos a mujeres muy exitosas, y lo que me sorprendió fue que el tema de las barreras y las desventajas, o posiblemente prejuicio y discriminación, no salió más. Entonces la pregunta es, ¿las mujeres exitosas son tan exitosas precisamente porque no encontraron esas barreras o las superaron y no nos lo quieren decir? Esa es la gran pregunta, ¿por qué? Me parece una gran paradoja que ciertamente encontramos.

Valorar los factores externos

“¿Tuviste suerte o tenías unas características o unas estrategias especiales que te funcionaron para superar esas barreras? No enfatizar tanto las ayudas externas, tal vez una cultura o políticas organizacionales que existen y ayudan. No reconocer que estos factores externos son importantes al explicar el éxito. En lo personal se limitaron a decir: ‘yo soy muy buena; logré estar donde estoy por mis características y capacidades’”.

¿Por qué les preocupa?

Es fácil reconocer que otros nos llevan al fracaso, pero no que también otros pueden ser fundamentales para nuestro éxito. Y si esto no se reconoce, es preocupante. ¿Por qué? “Porque solamente así uno hace cambios positivos para cerrar brechas de género que todavía existen en las organizaciones. Lo primero que hay que reconocer es el contexto y así como organización podremos coordinar políticas e iniciativas que verdaderamente ayuden a cerrar dichas brechas”.

¿Cuál es la sorpresa?

Hay una sorpresa en los datos arrojados: “vemos una correlación entre el desarrollo de un país y qué tan grande o pequeña sea la brecha de género. Los países más desarrollados tienen menos brechas de género, pero en el caso de AL esto no es así. Las brechas socio-económicas y culturales existen, el machismo y factores culturales que podrían presentar desventajas para las mujeres también existen pero a la hora de ver brechas de género en direcciones ejecutivas las cifras andan muy parecidas a las de países muy desarrollados y eso es una sorpresa”.

Tener ayuda

Simone Bunse afirma que aún falta identificar los factores que, combinados, pueden explicar cómo se superan las limitaciones de género que les impiden acceder a estas posiciones. No se atreve a intuir, es una mujer de estadísticas, pero sin ese “chaleco” de meticulosidad que le inviste como investigadora, se atreve a dar una razón y se pone a sí misma de ejemplo: “los últimos ocho años viví en Estados Unidos y ahora (este año) me mudé a América Latina, y la gran diferencia en mi carrera y mi vida personal es que tengo la gran ayuda del mundo. No me tengo que preocupar por la casa o los hijos. Mi esposo se queda en casa y me da todo el apoyo para que pueda dedicarme a mi carrera. En Estados Unidos los dos estuvimos trabajando y fue sumamente difícil; uno de los dos salarios se destinaba solamente para pagar la ayuda que uno necesitaba para trabajar. Entonces uno piensa constantemente si vale la pena estar con sus hijos en vez de trabajar para pagar el cuido de los hijos. ¿Vale la pena?

Un signo de desigualdad

Que la mujer pueda contratar a alguien, por lo general una mujer, para que cuide de los niños y se encargue del hogar mientras ella sale a trabajar, es uno de los factores externos que antes menciona Simone pero que, por lo general, las mujeres no reconocen como parte de su éxito.

Pero esto, si bien beneficia a las ejecutivas, no sucede de la misma forma con las empleadas y se presenta como un signo de desigualdad: “en Europa casi no existen las nanas porque ya no hay tanta desigualdad en la sociedad. Esas profesiones no existen. Si las pagas son niñeras que estudiaron, tienen certificados en Educación Infantil, acceso a buena educación. Entonces contratar a una profesora de educación infantil para manejar la casa y los niños significa pagarles un salario justo. Es una desigualdad que nos beneficia a las mujeres ejecutivas por tener acceso a esas redes de apoyo cruciales una vez decides tener hijos”.

Tendencia al cambio

Simone Bunse afirma que hay una tendencia de cambio en las normas sociales. Los hombres se involucran cada vez más en la educación de los hijos y las responsabilidades domésticas. Pero, para que más mujeres lleguen a posiciones de liderazgo, hay que “evaluar con métricas fuertes, monitorear brechas y desarrollar iniciativas para cerrarlas. Incorporar ese tema y sensibilizar dentro de la organización sobre el tema de género es sumamente importante”.