Así es como deberías cortar la cebolla para no llorar

Un simple detalle puede hacer una verdadera diferencia

Usas la cebolla para un montón de tus comidas, ¿no es cierto? Su versatilidad la hace un ingrediente en muchos de nuestros platos, cruda o cocida. La usamos en ensaladas, en salsas, en tartas, tortillas y muchas más opciones. Pero siempre nos enfrentamos al mismo problema: las cortamos y lloramos.

La cebolla es una fuente de fibra. Tiene vitaminas C y E, un complejo de vitaminas B y mucha agua. Ayudan al tránsito intestinal, funciona como antioxidante que previene el envejecimiento celular y las enfermedades degenerativas, además de mejorar nuestro sistema inmunológico y ayudar a prevenir enfermedades del sistema nervioso. Pero nos hace llorar y hasta ahora parece inevitable.

¿Por qué lloramos al cortar la cebolla?

La cebolla tiene una enzima, la alinasa, que es un químico en su interior que se encarga de defender el bulbo de los depredadores. Al picar la cebolla y romper las células, la alinasa se vincula con la molécula trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido. Esa activación desprende la sustancia que, al llegar a los ojos, produce irritación, lágrimas, ardor y a veces dolor. Lo que se altera es el ácido sulfénico que tiene la cebolla y se transforma en un producto lacrimógeno llamado Sulfóxido de tiopropanal.

Cómo cortarla y no llorar

Hay un sinfín de trucos caseros y recomendaciones. Uno indica cortar el agua bajo un chorro de agua fría o incluso usar lentes para evitar las lágrimas. Pero la investigación científica asegura que el método más efectivo es enfriar las cebollas unas horas antes de picarlas. El frío ralentiza la formación del Sulfóxido de tiopropanal y, en consecuencia, evita que llores al picarla. Así que ya sabes, haz lugar en tu heladera para las cebollas.