Las chacabanas, tan dominicanas como el merengue y la bachata

Esta pieza de vestir de elegancia fresca es perfecta tanto para los más jóvenes como para los más adultos, en cualquier época del año

Las chacabanas dominicanas se destacan por ser versátiles, en cuanto a forma y color. (Diseños MCK) (Fuente externa)

México, Cuba y República Dominicana son tres países que se disputan el origen de las chacabanas; lo bonito de leer las tres historias es que tienen cierta cercanía de fechas y atribuyen a eventos interculturales “la copia” de esta encantadora prenda de vestir, atemporal e ideal para cualquier evento. Desde salir de “jangueo”, boda, recepción, negocios o trabajo, hasta la solemnidad de un velatorio.

Como nación no es el primer caso que vemos, a causa de la falta de documentación perdida por desastres naturales y otras veces por descuido. Pero el caso es que mientras alguien pueda demostrarlo, sin que haya duda, cada uno que se quede con su teoría y la defienda.

Sobre la nuestra, el diseñador dominicano Francisco ( Faraón) Rodríguez explica que es una adaptación de los abrigos militares del ejército británico, diseñados por Thomas Burberry; que con el tiempo hizo modificaciones solicitadas con un material más resistente e impermeable, pero con la flexibilidad y ligereza que permitiera usarse en el campo de batalla, por lo que recibió el nombre de trench coah.

El concepto fue reinterpretado en República Dominicana con la coherencia se adaptarse a las altas temperaturas que nos caracterizan como nación tropical, dice el también presidente de la Asociación de Artesanos de las Chacabanas de República Dominicana (ACHADOM).

Según documentos facilitados por Rodríguez, en los que se agrupan las opiniones de eruditos de la historia local, citan a Fradique Lizardo y Dagoberto Tejeda, quienes especifican que las chacabanas surgieron en Baní; mientras que el historiador Euclides Gutiérrez Félix se manifiesta seguro de que esa forma de vestir fue llevada a Cuba por Máximo Gómez y otros dominicanos que pelearon en la independencia cubana, a los que el pueblo de esa nación vecina no dudó en replicar el estilo, tal y como suele pasar con las personas que despiertan admiración.

El mundo de las chacabanas es tan versátil que alcanza para destacar la silueta femenina. (diseño Tony Boga).

Tiempo más tarde, según Gutiérrez, llegó a la misma provincia cibaeña, la versión cubana de nuestras chacabanas, de la mano de Maro Lenqui, miembro de una de las familias más prestigiosas del lugar y quien se trajo una docena.

“Las principales características que diferencian a las chacabanas dominicanas de las guayaberas cubanas están en el cuello de solapa de las cubanas y el estilo monocromático o de dos colores a los que se limitan”, dice Faraón.

La visión atrevida que caracteriza la identidad dominicana ha impactado en la sofisticada pieza, que ha pasado de ser una ropa solo para hombre a una que abarca y se ajusta a las exigencias de mujeres, niños y adolescentes, como un sello de vestimenta popular y de suma elegancia que no sacrifica la comodidad y la frescura que tanto se busca en el trópico.

Apasionada del contenido sobre la salud, la belleza, el buen vivir y la cultura.