Inmigrantes aportan diversidad a selecciones en el Mundial

Romelu Lukaku, segundo desde la derecha, sonríe durante un entrenamiento de la selección belga rodeado de compañeros, en Moscú.

PARÍS. Cuando algún xenófobo francés se muestra indignado por la diversidad racial y cultural en la selección de su país, que tiene más futbolistas de origen africano que europeo, los aficionados suelen responder: “¿Y qué?”. Acto seguido, lo más normal es que esos seguidores emitan un grito de aliento: “Allez les Bleus!”.

En una época en que más de un político populista trata de frenar o incluso revertir los flujos de inmigración, hay cuatro equipos que siguen en pie en el Mundial y que dejan claro uno de los beneficios de este fenómeno. A los hinchas de Inglaterra, Francia, Bélgica y Croacia no les importa normalmente quiénes fueron los ancestros de un jugador sino cuál es el desempeño que mostrará en la cancha.

Sí, la selección francesa tiene raíces que se extienden más allá de sus fronteras y costas. Reflejan la historia de colonización y la inmigración que da forma al mundo actual. Pero casi todos sus jugadores nacieron y crecieron en Francia.

Y el martes, Les Bleus se enfrentaban en la semifinal a Bélgica, cuyo país se inspiró en el plantel multiétnico que llevó a Francia al título en 1998 y ha utilizado el fútbol como una herramienta de integración y una escalera para emerger de la pobreza.

El delantero belga Romelu Lukaku es un ejemplo de dicha filosofía.

“Comienzo una frase en francés y la termino en holandés, y le intercalo algo de español, portugués o lingala, dependiendo del barrio en el que estemos”, escribió Lukaku en The Player’s Tribune. “Soy belga. Todos lo somos. Eso es lo que hace grande a este país, ¿correcto?”.

Muchos de los éxitos deportivos actuales de Europa obedecen a los proyectos que buscaron en los suburbios y barrios pobres. Les dieron a niños de todas las etnias el acceso a entrenadores, canchas e instalaciones. Y como resultado, las selecciones tenían más talento para elegir.

Un estudio realizado en 2013 validó esa estrategia. Al analizar los partidos de la Liga de Campeones de Europa durante 10 años, los investigadores encontraron que los equipos con más diversidad superaban en desempeño a aquellos que la tenían en menor medida.

La victoria de Francia como anfitriona en el Mundial de 1993 marcó un punto de quiebre. Sirvió como un poderoso símbolo contra el racismo y como un ejemplo para otros países europeos.

Pero no cambió mágicamente la situación en Francia. Algunos jugadores se quejan de que ejerció una presión injusta para que las minorías ganaran el Mundial, pues sólo ello se consideraría un éxito.

La gloria futbolística aplica apenas un delgado recubrimiento sobre las profundas divisiones en Inglaterra, ilustradas por ejemplo por el Brexit, o en Bélgica, donde persisten las barreras entre flamecos y valones.

Siempre es más fácil digerir la diversidad cuando el equipo está ganando.

“Cuando las cosas van bien, yo leía artículos en los diarios y en todos me llamaban Romelu Lukaku”, relató el delantero belga. “Cuando las cosas van mal, me llamaban Romelu Lukaku, el delantero belga de ascendencia congoleña. Si no les gusta la forma en que juego está bien, pero yo nací aquí. Crecí en Antwerp y Lieja y Bruselas”.

Inglaterra sería un ejemplo a seguir. Su conformación diversa no ha causado reacción alguna en el país.

“Nuestra nación ha cambiado”, escribió el historiador David Olusoga en el Guardian. Aunque la popularidad del fútbol se ha aprovechado en el pasado como “un punto de encuentro para las vertientes xenófobas y algunas veces racistas del nacionalismo inglés, ello ha parecido cada vez más distanciado de la realidad contemporánea”

Para hinchas como Dubois, lo que importa durante el Mundial es el partido, y la capacidad de que jugadores y países olviden los pecados y cicatrices del colonialismo, la guerra de persecución, y sueñen juntos con un futuro triunfal”.

“Una selección nacional exitosa que pueda ganar el Mundial es intocable en cierto modo”, aseveró. “No hay otro grupo de personas que pueda producir una alegría así”.