AM.-Grado de complicidad...

Es imposible gobernar bien y quedar con buena imagen ante la historia si no se es capaz de tomar decisiones difíciles, a veces, en total soledad.

Al estadista, al gerente, se le paga para que tome esas decisiones. Para que tenga éxito o se equivoque. En este último caso, luego de haber agotado el proceso de toma de decisiones. Pero no se puede gerenciar una empresa o un país sin tomar decisiones valientes y legales.

No hay forma de entender las razones por las cuales las autoridades no toman decisiones que les serán favorables políticamente, solamente por no enfrentar intereses menores frente al interés general, o por miedo a la reacción de la opinión pública. Una opinión pública que ya sabemos cómo puede ser manipulada.

Y esas actitudes chocan con la facilidad con que se toman otras decisiones, que no son tan populares, pero que forman parte del arsenal de los "otros intereses" que representan los compañeros de partido o los empresarios aliados al poder.

Cuánta dificultad para tomar decisiones que interesan a todos y cuán fácil es aprobar proyectos que solo benefician a algunos.

Riggs, un conocido autor en la rama de la administración pública, afirma que en política "los asuntos no se resuelven de acuerdo a su 'grado de complejidad', sino de acuerdo al 'grado de complicidad' entre los actores".

Y eso está pasando con demasiada frecuencia en nuestro país para desconcierto de los que aspiran a un gobierno efectivo en el país.

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