A todo gas
¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Algo similar pasa con las bombas de gas que explotan junto a edificios o en medio de populosos barrios. ¿Estaban construidas y llegaron los vecinos? ¿Estaban los vecinos primero, y llegaron las bombas a instalarse donde no debían?
Algo falla, y obviamente es la autoridad para hacer cumplir las leyes y el planeamiento urbano, para que nuestras ciudades se desarrollen con inteligencia y orden.
Sea un caso o el otro, fuera que estaba primero la bomba o que llegó después, las autoridades municipales debieron haber actuado en la dirección que marca la ley. No puede haber bombas a escasos metros de colegios y edificios y los ayuntamientos lo saben. Hacerse el loco, mirar para otro lado y permitir el desorden urbanístico puede acabar, como de hecho ha ocurrido, en desastre.
Exijamos, exijamos, exijamos. Los planes de ordenamiento urbano, si es que existen no se cumplen y normalmente las normas se saltan por amiguismo, por cohecho, por negocio propio o más simple, por corrupción rampante. Pocas veces es por ignorancia o incompetencia.
Pero merecemos entornos más organizados y más seguros. Las bombas de combustibles son una prueba más de que las ciudades y pueblos dominicanos crecen sin orden ni lógica. Y crecen a todo gas, imparables, hacia una arrabalización que vemos desparramarse a simple vista.
IAizpun@diariolibre.com
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