Aquellos 92 millones de dólares

¡Qué bien caerían ahora los 92 millones de dólares que Odebrecht reconoce haber entregado en República Dominicana en concepto de sobornos!

Se podrían usar en prestaciones extraordinarias a los trabajadores despedidos o en ayudas directas a los empresarios para preservar los puestos de trabajo. O en pruebas para detectar los casos temprano. O se harían pedidos para comprar los respiradores que necesitarán los hospitales si la pandemia se agrava por estas latitudes. El COVID 19 eclipsa todo. El pasado más reciente se siente lejano y el futuro, por incierto, se nos echa encima con inusitada pesadez.

Pero ahí están esos 92 millones de dólares, en los bolsillos de algunos que no los trabajaron pero que los ciudadanos sí pagaron en la factura final de Odebrecht. Dormidos están temas pendientes, como el de los asuntos medioambientales a los que se pasaba revisión unos días antes de que llegara la pandemia. Y en un día como ayer, Día Mundial del Agua, cobraban especial importancia los referidos a Sierra de Bahoruco y sus plantaciones de aguacate y Valle Nuevo y sus planes de agricultura.

Sigue la cuarentena, todavía ligth. Y cada día se hace más evidente que la brecha digital no se cierra. Los niños en colegios privados pueden (más o menos) recibir guía por Internet. No los de los colegios públicos.

Se siente el miedo en las cadenas y en los grupos pero también la prudencia y seriedad con que se están tomando las medidas que aconsejan las autoridades.

Con sus excepciones, que siempre hay kamikazes de la vida, adoradores del peligro.

(O simplemente inconscientes).