Brevísimo tratado sobre las “botellas”
El Diccionario del Español Dominicano define la “botella”, en su segunda acepción, como “empleo, generalmente del sector público, conseguido a través del tráfico de influencias y al que a veces el empleado no asiste aunque cobra su sueldo”.
Los elementos de la definición incluyen: a) es un empleo remunerado “generalmente del sector público; b) fue obtenido a través de tráfico de influencia; c) el empleado no tiene necesariamente la obligación de asistir al empleo, pero no deja de cobrar su sueldo con todos los beneficios que conlleva (regalía pascual, etc.)
Las “botellas” se obtienen, a) por haber trabajado en la campaña; b) por ser familiar o allegado del funcionario; c) por ser amante del funcionario; d) por ser “maipiolo” del funcionario; e) para callar a alguien que debe ser silenciado; f) por ser compañero de tragos o de tropelías del funcionario, y g) por ser de un partido contrario para que “caliesee” al enemigo, entre otras.
Como se puede apreciar, ninguna de las razones para obtener una “botella” implica la necesidad de trabajo. Por definición, la “botella” es la recompensa de la familiaridad, de la amistad o del favor de cualquier tipo que se deba a la persona premiada.
Las “botellas” llevan en su esencia el convencimiento de que los fondos del Estado son ilimitados; el concepto cultural muy arraigado de que “el poder es para usarse” y la grave connotación negativa de que el que no acepta el beneficio en esas condiciones es un “pendejo”.
Además, como las denuncias no valen, las auditorías no descubren nada y las “botellas” son un factor de crecimiento de la economía y de estabilidad, ¡que siga la pepa!
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