Debate sobre los monumentos

En estos días se debate en los Estados Unidos la permanencia en lugares públicos de monumentos dedicados a héroes sureños de la Guerra Civil de esa nación librada en la década de 1860.

Se argumenta que esos monumentos representan a personas que, en su momento, apoyaban la discriminación de los negros, la esclavitud y que, en algunos casos, fueron responsables de atrocidades.

Al debate se ha sumado de manera no muy feliz, el presidente de esa nación, el señor Donald Trump.

Los monumentos a los héroes confederados fueron autorizados por los vencedores como una forma de “calmar” a los derrotados, de la misma forma que dejaron persistir prácticas de esclavitud disfrazada y de discrimen que se han mantenido un siglo después a pesar del poderoso movimiento de igualdad y de derechos civiles liderado por Martin Luther King.

En el Sur de los Estados Unidos, hasta nuestros días, existen leyes que discriminan a los negros en sus derechos fundamentales de elegir y ser elegido, entre otros.

Por tanto, los monumentos no fueron una cuestión para honrar un pasado que había muerto, sino para que persistiera una memoria de abuso y de mantenimiento de prácticas incivilizadas hasta nuestros días. Por eso, es correcto que cada comunidad decida a quién honra.

No obstante eso, hay que ser muy cuidadoso para no dejarse radicalizar por los valores “modernos”. Los hombres son el resultado de las costumbres de su época y toda persona de buena posición social en esos años tenía esclavos, lo que no quiere decir que fuera necesariamente un criminal o un fanático. A cada cual hay que evaluarlo de acuerdo a su contribución a su Patria.

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