El precio de no educarse
Algunas noticias son especialmente desalentadoras. La nota firmada por Yvonny Alcántara reseñando el aumento del abandono escolar entre 2012 y 2014 es una de esas.
¿Cómo digerimos que con todo el dinero que se destina a Educación no se haya logrado ni siquiera detener ese problema?
Todo importa. Cuando el regreso a clase se hace a cuentagotas y el día de la apertura del trimestre no van todos los alumnos... es que no caminan bien las cosas.
La educación fue por décadas el camino al progreso económico y de la movilidad social. Hoy los jóvenes no lo ven tan claro. Una carrera, incluida una maestría, no garantiza ni siquiera empleo, mucho menos uno pagado a la altura de las expectativas de quien hace el sacrificio económico y personal de pasarse ocho años estudiando.
Houston, tenemos un problema. ¿Cómo retener a los alumnos en las aulas? ¿Qué hay que darles además de las tandas extendidas, desayuno y almuerzo? ¿Quién se atreve a llegar al fondo de esta pésima noticia?
Estamos en campaña, todos los medios son un anuncio de políticos en busca de un “acuerdo”. ¿La deserción escolar? Seguro se convierte en promesa electoral de esas políticamente correctas, ineludibles en un escenario como el que vivimos. Quizás los jóvenes no estén viendo que la educación les lleve a donde quieren llegar. Lo que está claro es que no educarse es infinitamente más caro.
Para ellos y para todos.
IAizpun@diariolibre.com
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