El PRI mexicano y el PLD dominicano

Compartía con un amigo el sábado y llegó el tema de por qué el PRI, el Partido Revolucionario Institucional de México gobernó por 70 años a esa nación y resultó inevitable la comparación con nuestro país.

El PRI tenía dos características esenciales: escogía de dedo (el “dedazo”) al candidato presidencial y no había reelección. Al presidente saliente se le premiaba con una finca u otro tipo de prebenda, para que se retirara y no molestara más.

Pero había otra acción ligada a todo esto a la que ese amigo atribuía la longevidad en el poder del partido mexicano: en cada período se hacía una renovación del liderazgo partidario y gubernamental que permitía el reciclaje de las élites dentro del partido. Muy pocos ministros repetían en el nuevo gobierno y en el partido se cambiaba toda la estructura. En esa virtud, todo el mundo sabía que su turno le tocaría siempre y cuando mantuviera la lealtad al partido y al sistema.

Y aquí, ¿qué ha pasado con el Partido de la Liberación Dominicana? Lo primero que se observa es que al PLD le gusta la reelección y el inmovilismo. Todos los acuerdos que se logran en el partido, o en el uso de los órganos de poder, se basan en la permanencia de las mismas personas. Una reforma constitucional implica darle 6 años a los incumbentes. Un congreso del partido lleva siempre consigo la permanencia de todo el mundo en las mismas posiciones y el Comité Político es gobernado por el mismo grupo desde que se tiene memoria.

No en vano, se observa un cansancio ciudadano con esa forma de conducir lo que aspira a ser una democracia. Pero en el PLD de eso está prohibido hablar...