Ese hombre feliz

Ser Oscar de la Renta es un espectáculo. La exposición del Centro León recoge la historia del trabajo de uno de los mejores modistos del mundo explicada desde su realidad dominicana.

Es un montaje como nunca se ha visto en el país, una estructura y unas instalaciones que superan a las salas del Museo del Traje en Madrid o del FIT en Nueva York. Es deslumbrante en el despliegue de medios y reflexiva en su concepto. Se experimenta en la sala de los aromas, educa en el módulo de actividades para los niños, el documental emociona. Los trajes impresionan.

La moda... ¡qué mundo tan complejo! Es cultura e industria, diseño y arte, chisme y vanidad. Es artesanía y oficios rescatados. Es frivolidad para unos y antropología social para otros. Ella marca y recoge tendencias. Impone cuando sugiere. El hilo conductor de la exposición es la dominicanidad de Oscar de la Renta, un argumento complicado: podía haber caído en el sentimentalismo o un compendio de tópicos. Nada de eso ocurre.

El diseñador se muestra en cada vestido. El hombre se revela inteligente, carismático. Desenvuelto en las más altas esferas del poder y cómodo en el colmado de la esquina. Un hombre apasionado, consciente de que la belleza debe impregnar todas las facetas de la vida sencillamente porque la hace mejor. No es lujo, es razón: sirve para ser más feliz. Dominicano en su gusto por la comida, su preocupación por el país, por su dominio del color, por entender que una mujer femenina es poderosa. Dominicano hasta para saltarse la fila...

Es una visita obligada para amantes de la moda y del arte, estudiantes, diseñadores, modistas, sastres, influencers, jugadores de dominó, señoras de la alta sociedad, aspirantes a modelo, curiosos y escépticos, críticos y activistas. Es una exposición para asomarse al mundo de un hombre que confesaba ser feliz. No hay muchos.