Haití es oportunidad, no solo un problema

Los dominicanos siempre hemos visto a Haití como un problema y no como una oportunidad, que también lo es.

Si hubiésemos dedicado las energías que hemos gastado en separarnos en lugar de buscar oportunidades de relaciones de todo tipo, las cosas serían diferentes en la isla y hasta el tema de la migración ilegal tendría otro matiz.

En primer lugar, Haití y República Dominicana están unidos por la geografía. Nos guste o no, se puede cruzar por tierra de un lado a otro. Este dato solo, nos habla de la enorme posibilidad de un mercado común que, a las cifras de hoy, tendría más de 20 millones de consumidores, es decir, el actual mercado dominicano duplicado.

En segundo lugar, todas las crisis haitianas se reflejan negativamente a nuestros ojos, cuando son realmente oportunidades. Por ejemplo: ahora mismo hay una crisis de suministro de combustible en Haití, pero para las autoridades el problema es de contrabando y no de la oportunidad de vender combustibles al otro lado y, de paso, evitarnos los contratiempos de la crisis.

Por supuesto, no estamos hablando de subsidiarle combustible a Haití, sino de abrir un canal de colaboración que aminore la crisis y cree buena voluntad.

A los dominicanos nos conviene que el Estado haitiano se fortalezca, que pueda aumentar sus ingresos por vía de impuestos que, a su vez, ayuden a mejorar las condiciones de vida en ese país. Por tanto, es de nuestro mayor interés nacional aumentar el intercambio comercial legal y así nuestros guardias puedan dedicarse a otros asuntos más importantes.

La regla de oro dominicana debiera ser mientras menos crisis haya en Haití, menos ilegales habría aquí.