Hora de prueba

El país vivió una situación inédita ayer con la suspensión de las elecciones municipales. Es un golpe a la democracia, a la institución rectora de las elecciones y al propio pueblo. Todos perdimos ayer.

La Junta Central Electoral, ante el hecho cumplido, tomó la decisión correcta. Hay que reconocer además, que desde la noche antes, enterada de los problemas con algunas máquinas del voto automatizado, se comunicó con el liderazgo político y realizó ingentes esfuerzos para resolver el problema. Obviamente, no pudo y el resultado es conocido.

Ahora hay dos tareas urgentes: primero, realizar una pormenorizada investigación de lo ocurrido y en caso de juego sucio, someter a la Justicia a los culpables, y segundo, de común acuerdo con los actores políticos, tomar la decisión de la nueva fecha para las elecciones.

Estamos hablando de situaciones que envuelven lo legal y constitucional, junto a lo político.

Es evidente que la suspensión de las elecciones beneficia a alguien, pero no a la Junta que es la que sale mal parada del asunto. Por tanto, el que quiera encontrar culpables, tiene que buscar en otro lado porque los jueces de la JCE no iban a hacer un harakiri que terminaría carreras profesionales y prestigios bien cimentados.

La consecuencia inmediata es que volvemos a la boleta de papel y que el voto automatizado mostró que no era tan confiable pues podía ser manipulado desde dentro o desde fuera.

Finalmente, lo único bueno que tiene este follón es que quizás todos nos pongamos de acuerdo para salvar nuestra frágil democracia.