Lionel Messi ha revelado que orina sentado cuando se despierta, y en la crónica el periodista detalla toda una teoría de poder y género sobre orinar sentado o de pie. Algo atávico, supongo. Algo que remite a la manada y el territorio. O no; quizá tiene que ver con alguna fase de “a ver quien llega más lejos”. O es Teoría del Género 3.0.

Creo que si fuera hombre sería un hombre un poco cansado, casi sordo a un tipo de feminismo a lo Paulo Coelho que lo inunda todo.

La mujer es ideal, responsable, trabajadora, valiente, sufrida, buena amiga, deliciosamente soñadora y convenientemente realista. Todo en su justa medida. La mujer por aquí, la mujer por allá. La mujer vale por dos. ¿Cómo que por dos? ¡Por tres! Y estudia más y reza más y es mejor padre/madre y es mejor vecina y es más honrada como empleada y menos corrupta en la política. Además expresa sus emociones, que es algo sanísimo según dónde y a quién se las cuente. Trabaja dos jornadas y es multitask y es bella y es dulce y decide cada vez más, pero no decide en lo que quiere decidir y... todo esto multiplicado por diez. Todos los días. Cada año un poco más y en todos los contextos.

Y todo eso es verdad. Pero ni tanto ni siempre. O no todas. O siempre, pero no todas. O todas, pero no a-todas-horas-todos-los-días-por-los-siglos-de-los-siglos-amén.

Como periodista pienso cuál habría sido la pregunta para que el mejor futbolista del mundo contestara que por la mañana él orina sentado. Y como mujer pienso que a quién le importa. Y que si yo fuera hombre sería ya sordo al verbo empoderar. Y que si fuera hombre orinaría como quisiera y elegiría no filosofar sobre el asunto.

IAizpun@diariolibre.com