¿Para quién trabaja ahora la ADP?

El 4% para Educación es un objetivo colectivo. Y como los que pagan ese presupuesto son los ciudadanos, ellos tienen derecho a exigir no sólo transparencia y calidad en las políticas y en el uso de los recursos al Gobierno, sino también resultados a los profesores y alumnos. Aceptado: es un esfuerzo a largo plazo y la prisa es muy relativa además de mala consejera.

Pero cada quien tiene que hacer su máximo esfuerzo. El Estado, el contribuyente, el alumno, los padres.

Y los profesores.

La ADP dilapida el apoyo y la buena voluntad que pudieron despertar sus exigencias. Sus protestas generan una profunda antipatía por el esfuerzo que el 4% nos está costando a todos, porque las víctimas de sus trasnochados métodos de “lucha” son los alumnos que más necesitan de su entrega y porque tampoco justifican su ruido con argumentos que puedan despertar la conciencia o el apoyo ciudadano,

Policías, bomberos, enfermeras, secretarias, periodistas, asistentes, paralegales, cajeros, camareros, agricultores, músicos... todos necesitan un aumento. El salario es una de las vías de redistribución de riqueza más eficientes y la vida en el país está cara.

Pero el día que la ADP salga a la calle a mostrar los avances de sus alumnos en los informes internacionales, cuando esos alumnos lleguen a la universidad y al trabajo mejor formados o cuando sus reclamos se centren en temas académicos... el sacrificio por el 4% se hará con satisfacción. Hoy sus protestas son extemporáneas y afectan a quienes no pueden elegir otra educación.

Choferes, médicos, ADP, UASD... deben repensar sus estrategias. Sus métodos nos impiden avanzar a todos.

IAizpun@diariolibre.com