¿Una sociedad de “haters”?
El que le pone atención a las redes sociales y a los comentarios que se hacen por las noticias y opiniones que se emiten en los medios de comunicación, podría pensar que esta es una sociedad de “haters”, de gente corroída por el odio hacia los demás, envidiosa de los logros de otros, negadora del derecho de los otros de hacerse un camino en la vida por medio del estudio, las artes, el deporte o cualquier otro medio legítimo.
Pero no es así.
Como en todas partes, en nuestro país existe una minoría ruidosa, intolerante, irreflexiva, que responde por medio de sus instintos primarios a lo que pasa a su alrededor y este factor ha sido exponenciado por el alcance de las redes sociales y la sociedad digital.
Estos son los mismos chismosos del barrio, cuyas “malas sangres” se quedaban en el estrecho ámbito de la cuadra o del barrio. Con las redes, esos comentarios adquieren alcance mundial.
No se puede negar, sin embargo, que la combinación de las grandes desigualdades sociales y económicas que dividen a la sociedad y las posibilidades casi infinitas que ofrece la sociedad de consumo que genera lo que se ha llamado la “revolución de las expectativas crecientes”, es un enorme caldo de cultivo para una insatisfacción generalizada que se expresa en las redes en forma de mensajes negativos.
No obstante, la generalidad de nuestro pueblo es buena, hospitalaria, servicial y generosa y en ella es que está puesta nuestra esperanza, pues como decía ese notable dominicano, Héctor García Godoy, “el único odio admisible, es el odio al odio”.
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