Una sopa de letras y el estrés
Que levante la mano quien entienda las alianzas en estas elecciones municipales. Un partido comunista, abducido para llamarse La Fuerza del Pueblo, va en alianza con la Fuerza Nacional Progresista (antípoda ideológica del PTD) y una parte de los reformistas. Y otra de peledeístas. O perremeístas.
El PRM va con el resto de siglas. Depende dónde. Depende cuándo. Depende cómo. Los reformistas van con todos y con nadie. El PRD nada... ni aquí, ni allá, ni acullá.
Y así pretenden los partidos, grandes y pequeños, que no solo entendamos a quién votamos sino que además lo hagamos convencidos, con fervor ciudadano, apoyando sus declaraciones. ¡Creyendo en ellos!
Parte del estrés y la ansiedad (que ya está catalogada como la enfermedad de este siglo) que sufrimos los ciudadanos lo producen directamente una clase política que en cada campaña evidencia que trabaja para sí misma.
Que hace leyes que se aplican a todos los demás y que organiza y dispone sobre nuestra vida de manera errática, por no decir irresponsable. Si está contemplada en la ley una sanción por comprar o inducir en el voto, Marino Collante y otros más deberían estar ya fuera de su puesto. Los votantes no nos merecemos estos berrinches y estar en campaña no es excusa.
Encontrar la opción conveniente en esta sopa de letras no va ser fácil. Las ideologías definían estas ocasiones, pero ya los partidos (no solo aquí) han ignorado esos ejes que constituían los principios y trabajan para el interés supremo de su líder. Que algo caerá abajo...
Pero eso no es todo. Lo peor es que el estrés, además de dar dolor de cabeza, hace ganar peso.
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