Aprender del fracaso

En estos días, cuando en el PLD y el PRM se habla de victoria y derrota, y aparentan estar algunos liderazgos en juego, no está de más que se recuerde que la desesperación es mala consejera y, con San Agustín, que “el orgullo es la fuente de todas las enfermedades”. El político profesional debe tener la habilidad de convivir con la decepción. No se puede ser un político exitoso, y mucho menos un líder, si se es incapaz de gestionar el fracaso. Un consejo a Hipólito y Leonel: al mal tiempo, buena cara.