Cuentas claras

Contrasta notablemente la actitud de las Bahamas y de la República Dominicana con el caso de los extranjeros indocumentados, en su mayoría haitianos, que acuden a ambos territorios en busca de mejoría económica.

Las Bahamas, que tienen la enseñanza inglesa de la aplicación de la ley, trazan la raya de Pizarro de acuerdo a sus intereses soberanos y le responden valientemente a quien sea sin rasgarse las vestiduras. En contraste, los dominicanos, como si tuviésemos un sentido de culpa que nadie sabe de dónde viene, nos dividimos sobre un tema cuya única posibilidad de desacuerdo sería cómo hacer las cosas mejor, humanamente hablando.

Sin embargo, aquí nos enredamos discutiendo asuntos tan claros en el derecho internacional como quién es soberano en la atribución de la nacionalidad, sin violar acuerdos humanitarios internacionales.

La falta de definición del Gobierno ha provocado los lodos en que nos encontramos. Es que pensamos que en el ambiente internacional se pueden “dar los chances” a que estamos acostumbrados.