Cuestión de responsabilidad

La historia nos enseña que cuando una persona, un país, gasta más de lo que produce, va a la quiebra, y en el caso de los países, Grecia es un buen ejemplo reciente, las restricciones son tan fuertes que pueden destruir el tejido social.

La noticia de las dificultades de Puerto Rico no parecieron molestar a nadie en el país, a pesar de la cercanía, y los lazos con esa isla. Parece que a los dominicanos no nos gustan las malas noticias, ni sacrificarnos ahora para evitar la hecatombe.

Todo el mundo sabe que desde hace tiempo nuestro país está gastando dinero más allá de lo que produce, y que el faltante lo está cubriendo con préstamos en el exterior y con la banca local. Ese es un error económico y una falla ética, porque quienes van a pagar ese dinero no son los que lo están disfrutando en el presente.

El presupuesto de la nación está lleno de "grasa", como lo prueban las compras de los diputados, y la desidia del Gobierno en cobrar a todos lo que deben pagar de impuestos.

Los incentivos a los sectores productivos no se reflejan en mejores precios y productos, pero a nadie parece importarle nada.

Los que piensen que todavía tenemos ángulo de maniobra, o que las crisis son para crecer, que se miren en el espejo de los países europeos, o en Puerto Rico. ¿Cuántos más necesitarán emigrar a otras tierras para que nos demos cuenta del hoyo en que estamos metidos?

Los gobernantes deben comportarse como buenos padres de familia.

atejada@diariolibre.com