Culpa ejecutiva

Los dominicanos nunca nos dimos cuenta de los niveles de depredación ha que han sido sometidos los bienes y recursos del Estado, hasta que los hechos explotaron y se hicieron del dominio público.

En un lapso corto de tiempo el país ha sido testigo de la degeneración que se ha producido en el ejercicio de la administración y custodia de sus bienes. Así nos enteramos de la venta de un barrio densamente poblado a una empresa privada, de la venta de los terrenos de Duquesa también a otra empresa privada. El CEA ha venido haciendo un gran negocio vendiendo su patrimonio al por mayor y detalle a empresas privadas y personas particulares y el Ayuntamiento de Santo Domingo Este, recién instaladas las nuevas autoridades, ya tenía en carpeta la venta de unos terrenos propiedad de los munícipes también a otra empresa privada.

Señor Presidente, ¿no cree usted que hace falta algún mecanismo que ponga un freno a esa sed de dinero producto de las malas prácticas desde la administración pública?

Se han nombrado comisiones para investigar esos casos cuyas recomendaciones han sido anular contratos supuestamente por irregularidades y recomendar la acción judicial entre otras.

Lo penoso de todo eso, Sr. Presidente es que a pesar de que esas comisiones han expresado claramente que ha habido un manejo corrupto en unos casos y en otros un manejo fuera del protocolo, lo que equivale a lo mismo, porque obviar procedimientos establecidos cuando se trata de venta de bienes públicos por dinero, es también un manejo corrupto, lo penoso es que nadie ha sido sometido a la justicia por lo menos para dar explicaciones.

Es probable Sr. Presidente que la falta de un régimen de consecuencias sea lo que promueva esas acciones y debe usted entender que la sociedad está dejando de separar las malas acciones de los funcionario de la responsabilidad del Presidente. Ya se entiende que el jefe es el Presidente, quien nombra es el Presidente y quien premia las malas prácticas también es el Presidente cuando no destituye a quienes las cometen.

Ramón De la cruz

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