Ojo con los contratos de transporte
No deben caer en las manos de sindicatos
La decisión del presidente Luis Abinader de ordenar la creación de un sistema de transporte en la educación pública es acertada y debe ser respaldada, porque no son pocos los niños que enfrentan múltiples dificultades para llegar a la escuela.
Es una movida que debió tomarse hace mucho tiempo, en unión al desayuno escolar, como una forma de dar a las familias un respaldo inequívoco a la hora de fomentar la educación como recurso primario para el progreso del país.
Abinader debe tener diversas motivaciones para darle alta prioridad al asunto y por ello ha colocado en modo de emergencia a la maquinaria gubernamental para cumplir con su deseo.
Esa inmediatez, sin embargo, puede ser su mayor enemiga y ya vemos a los sindicatos de transportistas y a la ADP afilándose los dientes ante la posibilidad de hacerse con el control de ese servicio, el cual necesitará de una inversión multimillonaria.
El gobierno debe evitar a toda costa que el transporte de estudiantes caiga en manos de esos sindicatos, que operan como empresas y usan el chantaje político como recurso para lograr sus objetivos. Eso no debe pasar, no.
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