Andan los candidatos por pipá...

Y dejen que se abra la puerta de los jueces...

Las llamadas altas cortes, entre las que se incluye a la Junta, están totalmente desacreditadas, si se pone atención o se lleva cuenta de las denuncias.

Nadie que sea honrado y capaz y cuide su fama debería pertenecer a ninguna de estas instancias, pues dime con quién andas y te diré quién eres. Dime dónde estás y te diré de qué eres capaz.

Sin embargo, a la hora de la renovación se produce todo lo contrario. Tantos se sienten llamados y apropiados a la circunstancia, que si las cosas se hicieran a las buenas de Dios, todos serían escogidos.

Casi doscientos aspiran a la Junta y, por si fuera poco, casi trescientos a la Cámara. Nunca una comisión del Senado la tuvo tan fácil y tan difícil a la vez. No podrá contar con los dedos, pero tampoco tiene un ábaco.

E igual puede decirse de los diputados, que solo deberán atajar y que sean los senadores que enlacen a los nuevos de la Cámara de Cuentas.

Del Tribunal Superior no se habla, porque tampoco se habla del Consejo de la Magistratura. Cuando se abra esa puerta, muchos de los quedados querrán entrar por las ventanas.

La dominicana, sin duda, una verdadera democracia de oportunidades.