Aplíquenle la auditoría a todo el mundo

Ojalá no caigan sólo los chiquitos esta vez

El Gobierno no se recuerda cuál administración decidió un día hacer un cruce en la nómina pública, y con un propósito muy sano: reducirla o racionalizar el gasto. ¡Oh, Dios! Los encargados descubrieron lo que ya se sabía en el solar. Los empleados públicos que trabajaban doble turno o en dos dependencias diferentes.

En una se desempeñaban por la mañana y en la otra por la tarde.

¿Resultado? Como siempre la soga rompió por lo más fino. El mensajerito que se la buscaba llevando y trayendo en jornadas sucesivas, tuvo que elegir una, pues no eran posibles dos. Sin embargo, ese procedimiento, que parecía justo y adecuado, no se aplicó a otros niveles, en los rangos superiores, en los sueldos altos.

Así se dio y se sigue dando que una persona ejerce una función en un lugar y recibe pensión de otra. Los dos pagos imposibles en el mensajerito, sí aprovechan a los encumbrados.

Esa asimetría parece producirse entre los asesores de la Cancillería. Cobraban por allí, ahora por aquí, sin que ninguna autoridad haga el cruce de nómina que impone el nuevo estatuto de la administración pública. ¡Qué suerte sin ser cubano!