¿Auditoría sin fondos en la Cámara de Cuentas?

Días atrás, pero no muy atrás, la Cámara de Cuentas se declaró impotente. No podía realizar auditorías a las obras de Odebrecht por no contar con recursos para esos fines.

El boca abierta que coge aire en las esquinas y lego en todas las ciencias pensaba que la función de esa cámara era hacer auditorías. Creía por igual que tenía presupuesto y que podía establecer orden de prioridades. Esto es, dejar un arqueo que no era urgente y ocuparse de otro que sí lo era.

Odebrecht es un expediente duro de roer y más si las autoridades no disponen de informaciones frescas y cruciales. Odebrecht vino con el arrepentimiento debajo del brazo, con la bendición de Punta Catalina, y mientras menos se mueva su altar, los santos reinarán en su trono.

Bien, ahora resulta que la misma Procuraduría pide a la Cámara de Cuentas una auditoría de la Omsa. La C{amara de Cuentas de seguro la hará, pero vale preguntarse: ¿la hará ahora, no la tenía hecha, siendo esa entidad sospechosa desde los inicios del mundo? ¿Con cuáles fondos?

¿Para qué, pues, sirve la Cámara de Cuentas, si no puede llevar cuentas propias ni ajenas? Si la respuesta es buena, gana premio.