Conducta inexplicable de los cabildos

Pueden pagar pero no ahorrar para la regalía

Los ayuntamientos se quejan, y con razón, de que no les entregan en el Presupuesto de la Nación el por ciento que acuerda la ley. Debieran hablar con Educación y ver cómo le cumplieron con el 4 % después de años de espera. No tuvo que morirse el rey y tampoco el caballo.

Pero como se dice una cosa, hay que decir la otra. Los ayuntamientos tienen que hacer la tarea, y cada año queda pendiente. No aprenden a contar y tampoco a planificar.

La Cámara de Cuentas les pide un manejo más adecuado de sus finanzas, o por lo menos un mínimo de transparencia, y se hacen los chivos locos. Igual cada diciembre.

Hace mucho que la regalía trujillista se convirtió en sueldo 13, y la ley manda que se haga la apropiación durante el año, de manera que cuando llegue el momento paguen puntual como el gobierno central.

Sin embargo no.

Las cámaras deben conocer y aprobar un préstamo del Banco de Reservas, una forma de cubrir falta ajena y vergüenza sin rubor. ¿Cómo los ayuntamientos pagan el crédito y no pueden apartar cada mes las sumas debidas para en Navidad cumplir con el mandato de la ley?

La Liga debiera apremiarlos.