De Tín Marín, de Do Pingüé
Poner las cartas no significa siempre jugar
El PLD, teniendo una ley de partidos lista, pero sin aprobar, va a saber ahora lo que es peine en cabello malo. Todo lo que quería la oposición, y con lo que pudo conformarse, ya no vale.
No existe ninguna crisis, y no sería imperativo de solución, pero sí una manera de curar la resaca de las elecciones y cuidarse de que la presión no sea muy alta al escoger las altas cortes.
O aumenta las posibilidades futuras con la ley, o comparte el poder de coyuntura a través de los órganos públicos.
Los partidos improvisan agenda, y se reúnen y acuerdan, y no solo pensando en el gobierno o en el PLD, cuya gula política conocen, sino también en la sociedad civil, la cual, de invitada de ocasión, quiere convertirse en realidad permanente. Ese es un forcejeo callado, oculto, pero que será decisivo.
¿Con cuál de las dos pactará el PLD, con la oposición o con la sociedad civil? Pues aunque lo ideal fuera con ambas, y se crea que es igual, no es lo mismo.
Incluso, de eso dependerá si procede de inmediato, o de remolón, y gana tiempo. Poner las cartas sobre la mesa no significa siempre, jugar.
Entre tahúres nunca se sabe.
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