Dejad que lleguen las candidaturas...

Ahora todo sonrisas, luego las espuelas...

La política –se supone– encantada de la vida, pues en los partidos no solo hay conflictos, sino que como si fueran parada, puerto o aeropuerto, puntos de arribo y salida.

Gente que va, gente que viene, y a una se le aplaude en público y a otra se le agradece en privado, pues en la viña del Señor igual se canta como se llora. Ese movimiento tiene su parte buena ahora, pero tendrá su parte mala después. El que se va lo hace por razones de espacio.

No había manera de crecer y desarrollarse en un rancho distante del camino.

El que llega enseña la risa, pero no la espuela, y no es raro oír en estos casos que “fulano tiene la espuela de este largo”.

La fluidez de estos días tiene que ver con el escrutinio de candidatos. Se discute la metodología que deriva de la Ley de Partidos, pero una vez se resuelva el asunto, cada cual se acreditará mucho antes de la consulta. En política nada es gratis ni nadie gracioso, y no se puede pensar ni esperar que el compañero que lleva años aguardando, ahora va a ceder al recién llegado. Entonces serán más agudos los conflictos.