Francisco salió; Amarante en la gatera

Conviene llamarlo Francisco, porque el nombre lleva olor a santidad, y no por el de Asís, sino por el argentino que se aposenta en el Vaticano y comparece a la Plaza de San Pedro.

Francisco, con su renuncia a los bienes materiales del gobierno para su candidatura, le echa una canana a sus compañeros y colegas que aspiran a la candidatura presidencial.

No es que lo que diga Francisco es lo que va, pero al irse alante crea un precedente, y si el buen ejemplo da ganancia, justo es imitarlo.

Ninguno de los llamados dijo ni pío cuando la reunión en Palacio, pero la fábula hizo la tarea. Según la moraleja, la renuncia fue una condición del Presidente. Recordó su experiencia de abandonar un alto cargo para trabajar su candidatura, y que libre de ataduras y responsabilidades, logró su cometido. ¿Quiénes harán lo propio en lo inmediato, pues la cuenta regresiva de la NASA no se detiene, apremia, y no se puede esperar en fila a que aprueben las primarias?

Francisco guardó leña en abril y Amarante, el de Interior, guardará pan para mayo. El mes que viene dimisión y candidatura al mismo tiempo. En voz del casino: señores, hagan su juego.