¿Ha bajado el entusiasmo en política?

En el mitin de Leonel se observaron cositas...

La maldad no duerme, y si se pinta de política, su insomnio es total. Leonel llenó La Arena de Santiago, de eso no hay dudas. Se notó en el regocijo de los locutores y en la transmisión de televisión. Gente por pipá diría un cibaeño. Solo que los organizadores se descuidaron y entró el Caballo de Troya.

Unos reporteros que desayunaron con mala leche y no esperaron el almuerzo para observar lo indebido: espacios vacíos en las gradas, uno que otro cabeceando o chateando, ajeno a lo que estaba pasando.

Y lo peor de todo. Los compañeros que abandonaron el recinto antes o durante el discurso de Leonel, que se suponía era la estrella del día.

¿Qué pasó ahí? No se le puede preguntar a las redes, pues las redes fueron parte de la conspiración. Aunque deberá aclararse que el medio, no el fin.

El fin fue obra de sus oponentes, e inquieta si de dentro o de fuera, pues el espíritu de campaña es un poco round robin y a cualquiera le anotan en el noveno.

La costumbre del dominicano es irse después que come, pero en política se están yendo antes, y como no es velorio, no dan café que mantenga despierto y atento al auditorio.