Hay que darle calle a la ley de partidos
Los partidos no deben cocinarla solos...
Los proyectos de ley de Partidos y Electoral debieron haber sido sometidos a mayores rigores, si -- como se dice -- serán base de la estabilidad política del país.
El hecho de que estuvieran mucho tiempo en carpeta no significa que fueron objeto de escrutinios profundos. Eran viejos, pero guardados en gaveta.
Se discutieron en la Madre y Maestra en diferentes oportunidades, y se lograron tantos consensos que pueden considerarse piezas manoseadas. Sin embargo, les faltó un poco de calle, de foros alternativos.
Se recordarán los aportes e insistencia de la sociedad civil, pero la sociedad civil vive en el aire y se comporta como élite. Por ejemplo, las reformas constitucionales.
Cuando eran patrocinadas por Leonel Fernández, las llevaban a los pueblos, y si no aparecían locales apropiados, se confrontaban en las enramadas.
Como si fuera un perico ripiao.
Hubo vistas públicas, sí, y todo sector que quiso hablar, tomó su turno y dijo lo propio. Aunque intriga saber qué o cuánto de lo dicho formará parte de la legislación.
Si no se aplicará la vieja fórmula de escuchar, aplaudir y aplastar. ¿De qué valen los vientos si no tumban cocos?
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