La continuidad del Estado sin querer
En política no importa cómo se enlace...
La continuidad del Estado es un alegato al uso cuando nuevas autoridades quieren desconocer situaciones heredadas de las anteriores.
El alegato es vano, pues cada gobierno quiere edificar desde los cimientos, con otros planos y mano de obra, y no continuar lo que quedó a medio talle.
Las experiencias y los ejemplos se repiten desde y hasta el infinito. Una mala práctica, una gestión indebida, pero que difícilmente se corrija. El pasado no importa, el presente lo es todo. Sin embargo, hay excepciones.
El presidente de ahora inaugura obras que fueron iniciadas por su antecesor, y hace el milagro de que recién instalado muestra resultados.
En este país se cree –equivocadamente– que gobernante que hace, es el que inaugura, y por eso todos inauguran aunque sea un tramo de carretera o escuela u hospital sin terminar, y sin atender el qué dirán.
Aunque también se cosecha lo no sembrado, como el dinerito de los norteamericanos. Danilo trajo los chinos y después se juntó con Donald en su residencia, y ahora Luis recibe los fondos que buscan contrarrestar esas influencias.
Y en política como en Gobierno nada mejor que enlazar lo que otro ataja.
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