La explicación no es aquí, es allá...

Al turista hay que hablarle en su idioma...

El país debiera ser experto en evadir el cerco, burlar el acoso internacional, pues las experiencias vividas son más que suficientes.

Desgraciadamente un sino, ya que más que repetidas, recurrentes, y no siempre como situaciones provocadas. O gratuitas o caídas del cielo.

Aunque todavía se produce uno que otro relincho, pudo salirse de entre las patas de los caballos con el tema haitiano. No se sabe cómo, pero poco a poco las denuncias bajaron y el país recuperó su imagen.

Ahora, sin caer una gota de agua, un huracán intenta llevarse de paro la buena fama del turismo por muertes sucedidas o provocadas en hoteles nacionales.

El dominicano va viendo la expectación en el exterior, leyendo reacciones en publicaciones extranjeras, pero no tiene ni idea de qué se hace para desmontar lo que parece una campaña.

Hubo una rueda de prensa del sector – oficial y privado -, y evidentemente que eso no pudo ni puede ser suficiente. No es decir aquí el anfitrión, es convencer allá al huésped.

La gente piensa que si se pudo una vez, también dos, y rápido, pues de nada vale ganar a China si se pierde el mundo.

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