La rumba a la intemperie

El trago en casa no sabe igual...

Los humores de la población tienen tintes rosados y rojos, sin que pueda determinarse cuál mejor, pues nunca se sonroja.

Del mismo modo que pone en entredicho confinamiento y distanciamiento.

¿Cómo explicar que en tiempo de pandemia y de posible crisis económica y probable crispación política, la población reaccione con interés inusitado a ocurrencias contradictorias?

La suerte de una perrita golpeada y el trasero de una influencer. La ternura que compite, e incluso le gana, a lo porno.

Merece reconocerse la nobleza del dominicano que protesta por la violencia contra los animales y demanda castigo por maltratos al mejor amigo del hombre.

Aunque aberrante que se deje ganar por la libido y eleve de categoría una exhibición inadecuada de lo que se cuenta como un fenómeno de cirugía.

El muestrario no intriga, pero inquieta, pues ambos ánimos se corresponden con el humano que habita estos territorios.

El mismo que al igual que se confina, se desata en las calles, valiéndose de excusas variadas, incluso cree justificable su desenfreno.

El triunfo de las Águilas, por ejemplo. El trago en casa nunca será mejor que la rumba a la intemperie.

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