Las relaciones y la imagen son políticas

Por eso se disimula tanto en su ejercicio

Hipólito desayunó en la casa de Luis y llevaron posiciones de consenso a la reunión de Los Prados. No hubo que hablar y menos replicar, y la lección fue clara: cuando se puede, se puede.

Fueron a Santiago y se suponía igual armonía, pues con un ensayo era suficiente para la misma obra. Lo suyo era ser custodios o tutores de las reinscripciones. Sin embargo, aun cuando se sentaron a la misma mesa, no lo hicieron uno al lado del otro, sino distantes por uno o dos asientos. En una punta Hipólito y Cedeño y en la otra Luis y Fulcar, como si quisieran que se supiera que andaban en campaña, o que juntos pero no reburujados.

Pudo ser cosa del protocolo, o del protoloco, pero en todo caso Hipólito y Luis deben saber que los están acechando y en ánimo de sacar filo a cada escena bota.

Como a Danilo y a Leonel.

Como estos deben cuidarse de las cámaras y sacar en público sus mejores gestos o simular camaradería, aunque sea fementida. Las relaciones en política serán siempre complicadas, y no solo por política o lucha de poder, sino por la naturaleza de los individuos.

Aunque nada que no pueda resolverse con una gran actuación.