¿Le ganará esta trampa a la ley?

A los partidos sólo les interesa el reparto, no el orden

De Buena Tinta advirtió con suficiente tiempo lo que se fraguaba en familia. Colocar como candidata a la esposa, o a la hija o la hermana, con un propósito muy claro y definido.

Hacerla renunciar si ganaba y sustituirla en el cargo.

En Santiago sonó la primera campanada, y aunque no fue llamada a misa, se sabe que en otras parroquias se prepara el mismo oficio, pues no son dos ni tres las almas a salvar.

Que cojan punta los observadores políticos y los promotores de cambio en la legislación de los partidos, y se den cuenta por qué se reclama más la conformación de las altas cortes que un nuevo régimen electoral.

El reparto primero y nunca el orden. Si al final se les da a los reformistas de Santiago, y hacen el milagro de sacar un hombre de una mujer, la cuota femenina se irá a donde se van las cosas sin importancia.

Podría decirse que al carajo, pero no es bueno decir malas palabras delante de damas, aunque las damas se presten a engaños burdos como postularse de mampara.

Que no se hable de ley, pues la ley no hace la tarea. Si hay renuncia, corresponde al suplente, sin atender si hombre o mujer. La trampa siempre le gana a la ley.