¿Llegará el rencor tan lejos que dañe?

¿Qué pasaría en una segunda vuelta?...

Nunca como ahora fue tan necesario a los políticos – del Gobierno y de la oposición – tener una iguana y un telépata como los que hicieron historia en el antiguo parque Enriquillo. O los dos fantasmones que recorrían el malecón por las noches, local por local, haciendo un número que entonces era delicia de comensales y parroquianos.

Ese ¿la quiere? con la cédula del sujeto en la mano y la dulcinea acurrucada y nerviosa fue leyenda urbana en un tiempo.

Lo que intriga ahora y que los políticos quisieran saber es hasta dónde piensan llegar Danilo y Leonel con el can de las primarias. Si cerrarán o abrirán mutuamente.

El Estado siempre estará dispuesto a vencer, y no importa de qué equipo la gorra o la camiseta. Falta ver si Leonel se quedará tranquilo en tercera y no intentará deslizarse de mala manera en home.

Conviene saber si el rencor, no el amor, da para mucho, pues se tiene claro el cálculo de que sus ímpetus obligarán a segunda vuelta, y en segunda vuelta, posiblemente, ni Yanquis ni Boston.

Se pensó en encuesta, se recomendó censo, y hasta sabermetría. Sin embargo, se concluyó que nada mejor que un telépata.