Lo sensato y racional es esperar...
Salvar las elecciones debe ser la prioridad
Quienes llevan años en este territorio, y no se ausentan ni por vacaciones, han visto al dominicano actuar del mismo modo en circunstancias cruciales.
Cruciales porque el dominicano se ocupa de que lo sean, pues necesita de la presión de sentirse al borde del abismo. Lo que puede ser fácil, lo hace imposible. Como se dice y decía de los peronistas, cuando tienen una solución se inventan el problema, originando un círculo vicioso difícil de remediar.
Dichosamente ese afán por lo escatológico no cava tumba ni entierra vivos, y el dominicano va tirando a lo que coja el bon.
Las elecciones, por ejemplo.
Después de años ejerciendo el derecho de elegir y ser elegido, cada vez que se presenta la ocasión, se le olvida lo aprendido. Y sobre la marcha resuelve, y al final no queda ni bien ni mal, sino todo lo contrario.
¿Qué hacer? Nada, pues cuando no es el temperamento personal, es la idiosincrasia de nación. Uno que otro conquistador en tiempo de la colonia consideró sus vicisitudes.
¿Qué hacer? Esperar. Solo confiar en que los manes que lo protegen desde siempre mantengan el patrocinio y que la Virgen de la Altagracia irradie su gracia.
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