Los políticos y La Altagracia...
No hay fervor sino conveniencia política
Esa no fue la idea cuando apareció en el naranjo, pero a la Virgen de la Altagracia la metieron en política desde el principio.
Parece que no le disgusta el papel, pues sigue sirviendo y sirviéndose de la política, aunque en ocasiones sea ingrata. Si no le cumple a lo humano, menos a lo divino.
Una vez se dijo de Horacio Vásquez, el Omega de la política en los años 20, que era la Virgen de la Altagracia con chiva. Balaguer atribuyó a su intercesión que sobreviviera a la caída de un helicóptero.
La Virgen no da carpeta, pero a la Virgen sí le dan carpeta, e incluso con la complacencia de la Iglesia y el aposento de la Basílica. Cada 21 de enero, día de fiesta (asueto nacional), el político inteligente, que el fervor es otra cosa, en vez de acomodarse en un resort, rinde pleitesía a la Protectora del Pueblo Dominicano.
El pasado lunes fue ocasión, y el presidente se llevó a Higüey al gabinete entero. La oposición se hizo representar, y antes de la misa y en el momento de los saludos (“La paz sea contigo”) se fueron de abrazos.
Ellos se crían, pero la Virgen los junta.
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